miércoles, 10 de marzo de 2021

Se derrumba el relato del "golpe"

 

                                                             Foto: El Deber

Domingo, 7 de marzo, horas 21:30. El jefe de campaña del MAS se declara contento con los impresionantes resultados obtenidos por sus candidatos en grandes municipios y en la mayor parte de los departamentos. Su cara de entierro, sin embargo, no condice con sus palabras, luego desmentidas por las verificadoras de noticias y por el escrutinio oficial. Dicho esto, horas más tarde, cual es costumbre suya, huye a Argentina para presenciar un partido de fútbol, pese a su esmirriada economía, lindante con la miseria, según confesión propia. Morales Ayma, maña y lujuria hasta la sepultura.

La idea del oficialismo era la de sumar, a cualquier precio, el control de ciudades y departamentos al del Gobierno central y, con ello, ampliar el centralismo –coordinación, en sus términos- con la sumisión de los noveles subnacionales a las decisiones del Ejecutivo central –ese régimen tiene nombre y usted lo conoce- y, de paso, reafirmarse en la patraña del relato del “golpe” que intentó sostener estos meses. El involucramiento del Presidente en la campaña no hizo otra cosa que desportillar aún más su ya venida a menos imagen. Todos esos shows del gobernante y los candidatos azules en los centros de vacunación, tomándose fotos en dichos ambientes para exhibirlas como propaganda, desaparecieron al día siguiente de la elección. El chantaje tuvo dos efectos contrarios a los deseados por Arce y Morales Ayma: certificó que el triunfo del primero en la elección nacional no fue por mérito propio, sino consecuencia del voto-castigo a la gestión transitoria de Jeanine Áñez quien se extralimitó en sus atribuciones, dada la función precisamente transitoria de su gobierno (aunque, a la distancia, ciertas acciones de este periodo, sobre todo las relacionadas al manejo de la pandemia –manchadas por el caso “respiradores”- parecen brillar frente a las de “aguante” propuesto por Arce- y, segundo, sepultó la narrativa del “golpe”.

Salvo para la Gobernación de Cochabamba, para la que el oficialismo obtuvo una contundente victoria, merced a que allá se encuentra la zona del Chapare, último reducto del masismo, en el resto de departamentos, los resultados para el MAS van de discretos para abajo. Y si consideramos los ingentes recursos (económicos y políticos) desplegados para cooptar gobernaciones y alcaldías en juego, su derrota es humillante.

Haciendo de tripas corazón, el Gobierno central y, por supuesto, las autonomías gobernadas por la oposición, deberán coordinar como dispone la ley, máxime en un escenario tan adverso sobre todo en materia de economía, para beneficio de la población.

Arias, Camacho, Reyes Villa, Copa, Llaly… El voto obtenido por estos y otros actores directa o indirectamente ligados a lo que el oficialismo denomina “golpe” echa por tierra tan peregrina manipulación instrumentalizada desde los estrados judiciales sometidos al MAS. Una inmensa mayoría de ciudadanos de las urbes apoyando en las urnas a “golpistas” hace insostenible la patraña del poder político en ejercicio que, en lugar de gastar energía en persecución política debería concentrarse en resolver el problema mayor de este y los próximos años: la economía, que no puede ser considerada al margen de la salud.

Apunte final: las tan satanizadas encuestas mostraron esta vez mayor consistencia que en anteriores oportunidades; los apellidos mencionados en el párrafo precedente dan cuenta de ello. Así lo certifica la “verdadera encuesta”, la del domingo 7 de marzo. Tenemos por delante, a menos que se nos crucen referéndums o Asamblea Constituyente, cuatro y medio años sin elecciones. Aprovechemos este tiempo para construir institucionalidad desde las entidades autonómicas.

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