jueves, 28 de febrero de 2013

Las estampillas delatoras



De tanto en tanto es gratificante volver a las primeras lecturas “serias” con las que uno se enamoró de las letras. Sin entrar en mayores detalles, diré que volví a leer el cuento “El corazón delator” de Edgar Allan Poe.

Para lo que interesa a esta columna, enfatizo en la parte final, en la que el criminal monta en desesperación abrumado por el sonido de los latidos del corazón del occiso al que acaba de sepultar, descuartizado, debajo del machihembrado, y termina confesando el asesinato.

Así como no hay crimen perfecto, tal cual suele decirse, tampoco parce haber estrategia envolvente perfecta. Los seres vivos y las instituciones van dejando improntas, en algunos casos, imposibles de borrar.

Más de una vez, la vanidad propia, en complicidad con la obsecuencia ajena, ha conspirado contra quienes las promovieron. Así pues, uno se puede mostrar muy sereno mostrando lo contrario cuando, en lo interno, el ruido ensordecedor de su degradación moral le carcome las entrañas.

Como acudiendo en ayuda nuestra, el 21 de febrero, en salones de la Vicepresidencia, fue presentada la edición número 23 de la revista “Fuentes” que a “toda tapa” lleva esta suculenta frase: “LA FILATELIA, CIENCIA AUXILIAR DE LA HISTORIA” –así, con mayúsculas-, ¡justo cuando algún memorioso puso en circulación las fotos de dos estampillas emitidas en enero de 2010 para celebrar el segundo mandato del presidente Evo Morales Ayma!

No podía ser más pertinente la aparición de ambos documentos en momentos en que se debate la viabilidad o no de una hipotética habilitación de Morales como candidato para un –también hipotético- tercer mandato.

Acudiendo a la filatelia como ciencia auxiliar de la historia –los sellos postales son emitidos por el Estado, o sea que son fuentes oficiales- resulta insulsa cualquier finta verbal que el régimen lucubre en sentido de que un supuesto próximo mandato sería, según su afiebrada interpretación, recién el segundo. Más allá de los argumentos jurídicos que señalan la inviabilidad de la pretendida re-reelección, este otro es incontestable.

¡Quién diría que unas estampillas diseñadas para quedar bien con el jefe llegarían a convertirse en sus delatoras más ensordecedoras! 

lunes, 18 de febrero de 2013

Serrat, veinte años después



Hace exactamente veinte años, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat visitaba por primera vez nuestro país y brindaba dos conciertos en La Paz.

Dos décadas después, no es aventurado decir que quizás quede como la única oportunidad en la que "El Nano" estuvo en Bolivia.

Se habló, a principios de 2012 de que a finales del años pasado estaría junto a Joaquín Sabina en Santa Cruz para presentar su proyecto "Orquesta del Titanic", pero no ocurrió tal cosa, con lo que quienes estuvimos involucrados de alguna manera en su llegada al país aquella vez podríamos decir que logramos un hecho irrepetible. El tiempo dirá...

La memoria mantiene, sin embargo, vívidos algunos momentos de los cuatro días que Serrat permaneció en la ciudad, durante los cuales, por designios del destino, me tocó acompañarlo "arriba y abajo".

Joan Manuel llegó al aeropuerto de El Alto en un lear jet contratado para él y su manager. El grupo arribó, media hora después, en un vuelo comercial. En la terminal aérea nos encontrábamos Sergio Calero, Julio Aliaga, Adrián Barrenechea y mi persona.

Calero le hizo una rápica entrevista para su programa "la Obertura del Siglo XX". Serrat tomaba un mate de coca. Yo le comunicaba la apretada agenda que le esperaba y Julio se ocupaba de los trámites aeroportuarios.

Cuando el grupo estuvo completo, comenzamos la bajada hacia el hotel "Presidente". Serrat sólo tuvo tiempo de dejar su equipaje y, luego de conocer su pieza, pedir que cambiaran sus cortinas por otras de color negro.

De inmediato, algo retrasados nos dirigimos a los estudios de "Telesistema Boliviano" (hoy UNITEL) donde fue entrevistado por el cura Pérez y contestó también preguntas de parte de varios periodistas que abarrotaron el lugar. No faltaron las preguntas sobre "la mujer boliviana" y "el mar".



Las horas transcurrían entre preparativos para el concierto y asuntos administrativos. El primer concierto -17 de febrero-, en el coliseo "La Salle" contó con la asistencia del presidente Jaime Paz Zamora; el encuentro de ambos fue más bien frío. Al día siguiente, la Embajada de España ofreció una recepción social para artistas locales: Luis Rico y Jenny Cárdenas estaban entre los que recuerdo; coincidentemente nacía la hija de Julio Aliaga, bautizada "Lucía" en referencia a la canción del español.

Por la noche, se realizó el "concierto popular" en el coliseo cerrado "Julio Borelli" ante seis mil asistentes. La acústica jugó una mala pasada en ambos escenarios, pero la emotividad se impuso a la física.



El 19, el grupo abordó un "Convair" con destino a Argentina, donde Serrat tenía varios compromisos.

Fue, en lo personal, una grata experiencia; aunque no perdemos la esperanza de una nueva visita de JMS al país.




jueves, 14 de febrero de 2013

La muerte del caudillo





Me es imprescindible comenzar diciendo que, en su origen –y por tanto, primera acepción- el término “caudillo” está vinculado al ámbito militar y, por extensión llega a otros dominios, el político entre ellos.

Hago énfasis en ello porque la organización militar es de tipo vertical. Ergo, allá donde haya un caudillo habrá, más o menos evidente, una organización vertical que, como sabemos, no es precisamente la que tenemos en mente al hablar sobre democracia.
No acostumbro a tomar definiciones de manual, pero recurro a una de éstas a manera de redondear lo dicho: “El que, como cabeza, guía y manda la gente de guerra”.

Curiosamente, en su derivación política –de marca registrada latinoamericana- el caudillismo está estrechamente –aunque no necesariamente-  relacionado con caudillos militares (Perón, Velasco Alvarado o el propio Hugo Chávez Frías). 

Así como en los ejércitos, las huestes del caudillo –huestes sociales, soldados de la revolución- desarrollan una dependencia próxima a la enajenación de la persona, de la presencia física de aquél. Es por esto que su muerte va a sumir en la descomposición a sus dependientes. Si de guerra se tratara, la derrota sería inminente, al caer éstos en la desmoralización.

Ciertamente el caudillismo, convertido en populismo, tiene varios otros componentes que lo hacen más complejo que la simple personalidad: clientelismo, prebendalismo, redes de lealtades, etc.

En uno de mis libros de cabecera, “Paradiso” de José Lezama Lima, el autor nos cuenta la historia del caudillo militar Atrio Falminio, en su avance para librar batalla en Capadocia, luego de haber vencido en la conquista de varías ciudades griegas (Mileto, Tesalia, Larisa, etc..

Pero a poco de afrontar la lid en Capadocia, Flaminio muere. “La noticia de su muerte se mantuvo en secreto. Vinieron los jefes más importantes del asedio para preparar una estratagema… llegaron al acuerdo de preparar en tal forma el cadáver, que cuando se diese la arremetida final, las tropas viesen la figura de Atrio Falminio. Lo amarrarían a su corcel y anudarían su espada a su mano derecha. Al ver de nuevo a su jefe, las tropas sintieron de nuevo el bronce que el jefe supremo había volcado en su coraje. Fue de un solo ímpetu cómo se desplomaron las murallas de la Capadocia…”

Quizás esta leyenda explique algunas cosas que estamos viendo.

jueves, 7 de febrero de 2013

Enfaldado y comprometido con la causa


Hoy tuve una experiencia singular. Atendiendo a la convocatoria de la red facebook para unirse a la "Marcha en repudio a violadores, golpeadores, maltratadores y encubridores" decidí sumarme a la misma y hacerlo vistiendo una falda -amorosamente cedida por mi esposa- y resultó absolutamente gratificante simbolizar mi adhesión a esta causa luciendo esta prenda.

Durante algo más de una hora hicimos que la ciudadanía reparase sobre la violencia institucionalizada contra la mujer.

Afortunadamente pensamos y actuamos!!!!!!!!.